Todo tiene su tiempo y todo
aquello que desees debajo del cielo tiene una hora determinada. Encontrarás el
tiempo de nacer y el tiempo de morir. Tendrás el tiempo de plantar lo mejor de
tu semilla y el tiempo de arrancar lo que alguna vez sembraste. Habrá
tiempo de matar y tiempo de curar; tiempo de destruir y tiempo de edificar lo
que alguna vez cayó.
Habrá un tiempo de llorar y el tiempo de endechar. ¿Te fijaste que después de todo ello habrá tiempo
de bailar? Sin embargo, te lamentarás de esparcir las piedras pero tendrás el tiempo para juntarlas. ¿Por qué? Porque tienes que
aprender la paciencia y ello no se aprende de la noche a la mañana. Pero si sé
que hay momentos que a tu vida la abrazarás con todo lo mejor que tienes pero
alguna vez no lo harás porque los tiempos son malos…
¿Y si tuvieses todos los
bienes que más anhelaste? Tendrías un tiempo entonces de buscar lo mejor y un
tiempo de perder. Entonces, experimentarás un tiempo de guardar lo que Dios te dio, y un tiempo de
desechar en esas circunstancias. Hay
tiempos de romper con lo que no nos sirve y tiempos también de coser nuevamente.
Experimentarás los tiempos de callar
pero esperarás el tiempo de hablar proclamando entonces, la verdad. Descubrirás tu
tiempo de amar y tendrás tu tiempo de aborrecer lo que no era verdadero Vivirás los tiempos de guerra para así conquistar otra vez lo perdido en
el tiempo de paz.
¿Qué provecho tendríamos en
lo que trabajamos en aquello que nos afanamos? Yo he visto el trabajo que Dios
ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. No obstante, todo
lo hizo hermoso en su tiempo y ha puesto la eternidad en el corazón de sus
hijos sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el
principio del mundo, hasta el fin de todo lo creado...
También supe que no hay cosa
mejor para los hombres que alegrarse y hacer siempre el bien en su vida. Es un regalo de Dios que todo hombre se alimente y beba, gozando así el
bien de todo lo que ha hecho y ha encontrado.
Comprendí que todo
lo que Dios hace será inacabable, perpetuo, sobre todo lo que hizo. No se
añadirá más ni tampoco se disminuirá. ¿Sabes por qué? Porque Dios lo hace para
que en su presencia lo reconozcan todos los hombres. Aquello
que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó. Pr. Roque Puell López Lavalle
Fuente:
La Biblia
(Paráfrasis de Eclesiastés cap. 3)
No hay comentarios:
Publicar un comentario