Dicen que para el que quiere creer no hacen falta argumentos. Y para quien no quiere creer, nunca existen argumentos suficientes...
Dios es
Soberano y Omnipotente.
Dios tiene el poder de hacer lo que desee. Entonces ¿Por qué a veces pareciera
que no desea frenar el mal? Es un tema complejo que podría llevar a debates
interminables. En el caso que nos ocupa.. ¿Por
qué Dios permite que la gente sufra y muera? Conozco hermanos en Cristo de
intachable testimonio que han muerto de manera violenta, inesperada. ¿Por qué
Dios lo ha permitido? ¿Por qué Dios ha permitido que la mayoría de sus
APOSTOLES (¡Nada menos!) murieran martirizados? ¿Por qué permitió que tantos
cristianos padecieran en las garras de las fieras de los circos paganos o en
hogueras inquisitoriales medievales? Y los ejemplos podrían ser
interminables...
Ante estos ejemplos nosotros (humanos)
evaluamos las situaciones y nace nuestro estupor, en función a nuestra
"prioridad de valores". Y para nosotros (humanos) todo lo referente a
nuestra "vida carnal" tiene una de las máximas prioridades (si no la
máxima). Consecuentemente para nosotros (humanos) cuando una persona MUERE, lo
tomamos como una situación extrema, terminal, demoledora. Y en función de ello
sacamos conclusiones y tomamos posición.
¿Será que nuestras prioridades
(humanas) no son las mismas que las prioridades de Dios? Será que el valor que
nosotros (humanos) le damos a la muerte del cuerpo no es prioridad dentro de la
Omnisciencia de Dios? ¿Será que para Dios lo verdaderamente importante no es la
vida carnal (polvo somos)?
Nadie está exento de la muerte,
temprana o tardía, por vejez o súbita, apacible o violenta. Nadie está exento,
aunque Dios en su Soberanía puede retrasarla o impedirla. No obstante en el
mundo tendremos aflicción, y absolutamente nadie puede asegurar que mañana
estará aquí.
"Dios
le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿De
quién será?" (Lucas 12:20)
La
prioridad para Dios no es nuestra muerte corporal, sino la espiritual.
"Mas
os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más
pueden hacer. Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después
de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a
éste temed." (Lucas 12:4-5)
La
prioridad para Dios es nuestra SALUD ESPIRITUAL. A tal punto que no dudó en enviar a
Su Hijo a morir por la humanidad pecadora.
"Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios
a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por
él." (Juan 3:16-17)
Dios, en su Omnipotencia y Soberanía,
ha dispuesto que todo aquél que cree en Su Hijo no muera, sino que tenga VIDA
ETERNA. Para Dios nuestra vida terrenal dura lo que una chispa, comparada con
la vida eterna en Él.
La pregunta importante no es "por
qué Dios permite el mal" (según los parámetros humanos). En el mundo
-gobernado por el maligno- tendremos aflicción, y esto nada tiene que ver con
un "Dios malo".
El verdadero "mal" para Dios
es que no hayamos recibido la gracia de la justificación por la fe en el
sacrificio de Cristo, hecho una vez y para siempre.
La pregunta importante que deberíamos
hacernos es: ¿Me encuentro preparado para el momento que vengan por mi alma?
"Todos compareceremos ante el tribunal de
Cristo". Porque escrito está: Vivo yo, dice el
Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios. De
manera que cada
uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí." (Romanos 14:10b-12)
Daniel
Sapia