lunes, 28 de febrero de 2022

¿Y dónde está Dios?

 

Dicen que para el que quiere creer no hacen falta argumentos. Y para quien no quiere creer, nunca existen argumentos suficientes...

Dios es Soberano y Omnipotente. Dios tiene el poder de hacer lo que desee. Entonces ¿Por qué a veces pareciera que no desea frenar el mal? Es un tema complejo que podría llevar a debates interminables. En el caso que nos ocupa.. ¿Por qué Dios permite que la gente sufra y muera? Conozco hermanos en Cristo de intachable testimonio que han muerto de manera violenta, inesperada. ¿Por qué Dios lo ha permitido? ¿Por qué Dios ha permitido que la mayoría de sus APOSTOLES (¡Nada menos!) murieran martirizados? ¿Por qué permitió que tantos cristianos padecieran en las garras de las fieras de los circos paganos o en hogueras inquisitoriales medievales? Y los ejemplos podrían ser interminables...

Ante estos ejemplos nosotros (humanos) evaluamos las situaciones y nace nuestro estupor, en función a nuestra "prioridad de valores". Y para nosotros (humanos) todo lo referente a nuestra "vida carnal" tiene una de las máximas prioridades (si no la máxima). Consecuentemente para nosotros (humanos) cuando una persona MUERE, lo tomamos como una situación extrema, terminal, demoledora. Y en función de ello sacamos conclusiones y tomamos posición.

¿Será que nuestras prioridades (humanas) no son las mismas que las prioridades de Dios? Será que el valor que nosotros (humanos) le damos a la muerte del cuerpo no es prioridad dentro de la Omnisciencia de Dios? ¿Será que para Dios lo verdaderamente importante no es la vida carnal (polvo somos)?

Nadie está exento de la muerte, temprana o tardía, por vejez o súbita, apacible o violenta. Nadie está exento, aunque Dios en su Soberanía puede retrasarla o impedirla. No obstante en el mundo tendremos aflicción, y absolutamente nadie puede asegurar que mañana estará aquí.

"Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿De quién será?" (Lucas 12:20)

La prioridad para Dios no es nuestra muerte corporal, sino la espiritual.

"Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed." (Lucas 12:4-5)

La prioridad para Dios es nuestra SALUD ESPIRITUAL. A tal punto que no dudó en enviar a Su Hijo a morir por la humanidad pecadora.

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él." (Juan 3:16-17)

Dios, en su Omnipotencia y Soberanía, ha dispuesto que todo aquél que cree en Su Hijo no muera, sino que tenga VIDA ETERNA. Para Dios nuestra vida terrenal dura lo que una chispa, comparada con la vida eterna en Él.

La pregunta importante no es "por qué Dios permite el mal" (según los parámetros humanos). En el mundo -gobernado por el maligno- tendremos aflicción, y esto nada tiene que ver con un "Dios malo".

El verdadero "mal" para Dios es que no hayamos recibido la gracia de la justificación por la fe en el sacrificio de Cristo, hecho una vez y para siempre.

La pregunta importante que deberíamos hacernos es: ¿Me encuentro preparado para el momento que vengan por mi alma?

"Todos compareceremos ante el tribunal de Cristo". Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí." (Romanos 14:10b-12)

Daniel Sapia