martes, 29 de agosto de 2023

¿Quién creó a Dios?

Nadie. No fue creado. Siempre existió. Solo las cosas que  tienen un principio, como el mundo, necesitan que haya un creador previo. Dios no tuvo principio y, por lo tanto, no necesitaba ser creado.

Para quienes son un poco mayores es posible agregar algo  más. Tradicionalmente, la mayoría de los ateos que niegan la  existencia de Dios creen que el universo no fue creado; simplemente siempre estuvo «allí». Apelan a la primera ley de la  Termodinámica para respaldar su argumento: «La energía no  se crea ni se destruye», insisten. Correspondería realizar  varias observaciones.

Primero, esta manera de expresar la primera ley no es científica, más bien es una aseveración filosófica. La ciencia se  basa en observaciones, y no hay ninguna observación empírica que pruebe ese dogmático «nada se creó», implícito en  dicha afirmación. Para ser científica, debería expresarse de la  siguiente forma: «Según las observaciones, la cantidad de  energía presente en el universo permanece constante». Es  decir, nadie ha observado el aumento de nuevas existencias  de energía o la disminución de las actuales. Esta ley, debidamente entendida, no se pronuncia acerca de la eternidad ni dice nada acerca de que el universo tenga o no principio. Se  entiende de esta que la energía bien podría, como bien no,  haber sido creada. Se limita a afirmar que si la energía fue  creada, lo más que se puede decir es que la cantidad total ha  permanecido constante desde entonces.

Es más, supongamos que la energía, el universo de energía  que llamamos cosmos, no haya sido creado, como muchos  ateos han creído tradicionalmente, entonces no tendría sentido preguntar quién creó el universo. Si la energía es eterna  y nunca fue creada, nadie la pudo haber creado. Siempre  existió. Por lo tanto, si no tiene sentido preguntar: « ¿Quién creó el universo?», ya que siempre existió, tampoco tiene sentido preguntar: « ¿Quién creó a Dios?», por cuanto siempre existió.

Si el universo no es eterno es necesario que obedezca a una causa. Pero, por otra parte, si no tiene principio, no necesita  una causa que le dé origen. De igual modo, si existe un Dios  que no tiene principio, es absurdo preguntar: « ¿Quién creó a  Dios?». Preguntar: « ¿Quién creó lo no creado?» o « ¿Quién  hizo lo no creado?» es una confusión de categorías. Sería lo mismo que preguntar: « ¿Quién es la esposa del soltero?».

Raví Zacarías