Compromiso.- La persona se entrega a cumplir el propósito de reflejar la imagen de Dios en el carácter, la conducta y el servicio. Este propósito unifica y enfoca su vida. Lo hace para Dios y no es motivado primordialmente por satisfacer sus deseos físicos ni por tener bienes materiales, poder, prestigio o seguridad. (Romanos 12:1-2; 8:29)
Dependencia de Dios.- Aprende a recurrir a
Dios para encontrar su apoyo principal en la vida. Se alimenta así mismo de la
Palabra manteniendo la comunión y la comunicación con Dios. Recibe y goza del
apoyo, ánimo y edificación de otros pero no totalmente depende de ellos. (Salmo
27:1, 10, 13-14; 2 Timoteo 1:12)
Objetividad.- Es honesto con
respecto a sí mismo siendo capaz de verse en la perspectiva de Dios y de otros
hombres. No se engaña a sí mismo. Es sensible a la Palabra, reconoce sus
debilidades, capacidades, fallas y pecados. Acepta la disciplina y la
corrección de Dios y la de los hombres. No está satisfecho solamente con
conocer la verdad sino en obedecer la verdad. (Santiago 1:21- 27)
Espíritu de Servicio.- Su preocupación es
primordialmente por los ideales bíblicos, eternos, que abarcan el servicio a
Dios y a otros. Su atención no se enfoca en sí mismo, sus necesidades, sus
emociones y sus problemas, sino en lo que puede dar a otras personas. Se
preocupa por manifestarles el amor de Dios, sirviéndoles según sus necesidades,
compartiéndoles la salvación por Cristo, edificándolos y estimulándolos. No
tiene que recibir el agradecimiento ni l crédito por lo que hace. (Marcos
10:45; Filipenses 2:3,4)
Convivencia.- Cultiva el fruto del
Espíritu Santo, especialmente la humildad y el amor. Domina sus reacciones para
poderse llevar con todos. Cultiva relaciones y amistades con otras personas. Reconoce
y sobrelleva la carga de los otros. (Efesios 4:2-3; 4:17- 5:2; Gálatas 6:1-2)
Dominio de la lengua.- Aprende a limitar su
hablar por edificar a los demás y traer gracia al que lo escucha. No se permite
la crítica condenatoria, el enojo egoísta ni comunicar innecesariamente
información negativa. (Mateo 7:1-5; Efesios 4:26 – 27; 29 – 32; Santiago 3:1 –
12)
Flexibilidad.- Tiene la disposición
y la capacidad de adaptarse a las necesidades, a las personas, las
circunstancias y los cambios en su vida. Está dispuesto a considerar los puntos
de vista de otra personas, si no contradicen
las enseñanzas bíblicas. (Santiago 1:2-5; 1 Corintios 9:20-22)
Constancia en las pruebas.- Cuando experimenta
pruebas, fracasos o desilusión, confía en Dios y se regocija en Él. No cede en
la tentación de las quejas, derrota, frustración, rencores, resentimientos y
amarguras. (Santiago 1:2-5; 2 Corintios 4:7-10; 17-18)
Responsabilidad y perseverancia.- Persiste en los propósitos
bíblicos y generalmente termina las tareas y cumple con los compromisos que
adquiere. Manifiesta integridad. Los demás pueden contar con él y creer a su
palabra. (Efesios 4:24; 1 Corintios 15:58; 2 Corintios 1:17-19)
Progreso.- Tiene metas y está creciendo
en su compromiso, carácter y servicio. No está estancado y continúa aprendiendo
respondiendo a nuevos retos. (Efesios 4 13-15; Filipenses 3:12-14)
Optimismo.- La esperanza en Dios,
sus promesas y en su plan para la vida y para la eternidad provee una actividad
positiva con respecto así mismo, las otras personas, las circunstancias y los proyectos. Se siente seguro porque
confía en Dios. La esperanza le da valor y confianza para intentar grandes
cosas con la ayuda de Dios. (Romanos 8:29-39; 2 Corintios 2:14)
Compilado