Michel Nostradamus, historiador, médico y adivino, predice cosas una detrás de otra hasta el año 3979, que sobrevendrá el fin de los tiempos porque cuando quiere, bien concreto que es el zagal. A él se le atribuye haber previsto el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la ascensión de Hitler al poder en Alemania el siglo pasado, el asesinato de J.F Kennedy, en 1963 o el ataque terrorista de las Torres Gemelas de Estados Unidos, en 2001. ¿Y qué dice del año 2020? Pues de manera más o menos clara, dice que Gran Bretaña cambiará de monarca. (Vale, la reina está ahí... puede ser). Dice también que habrá muchos incendios y mucho calor en Europa. Pues hombre, sí, es probable. Habla de terremotos en el Nuevo Mundo cuando Mercurio esté retrógrado en Cáncer (Esto probablemente sea California entre el 18 de junio y el 12 de julio). Y atención, habla de un terrible ataque de Oriente a Occidente que cambiará el rumbo de la historia. Pero un detallito: no dice cuándo. A mí me da que ese ataque no es bélico sino que es una cosita que empieza por "corona" y termina por "virus". Muchos quieren ver el reflejo del prolijo virus en estos versos -estos sí, en torno a nuestra época- tan simpáticos que dicen: "La gran plaga de la ciudad marítima no cesará hasta que se vengue la muerte de la sangre justa, condenada por un precio sin crimen, de la gran dama indignada por la simulación".
¿Profeta de Dios?
La profecía, para decirlo con una sola
palabra, procede de Dios.
La adivinación procede
del demonio o de la astucia humana.
Entre
ambos existe una fosa infranqueable.
No hay año en el que no se
ponga de moda Nostradamus… sus profecías aparecen en los medios de comunicación
–siempre con tintes catastrofistas y negativos– y producen inquietud en no
pocas personas. Nostradamus, el nombre
enigmático y atrayente, el paradigma del visionario. En los años 90, el
periodista Damián Thompson constataba que “todo título que incluya el nombre de
Nostradamus, el vidente francés del siglo XVI tiene la venta asegurada, como
cualquier libro con una nave espacial en la portada”. Pasaba en los años 90 y
pasa ahora. Porque, antes y después del redondo año 2000, cargado de
resonancias milenaristas, la figura de Nostradamus ha seguido interesando al
personal, y se ha utilizado como gancho comercial y reclamo publicitario,
además de servir de autoridad a la que acudir en las más diversas previsiones
apocalípticas.
¿Quién
fue este personaje, qué escribió?
¿Merece
la pena que se le dedique tiempo e interés?
La figura histórica de nostradmus
Michel de Nôtre-Dame nació en 1503 en Saint-Rémy-de-Provence, al sur de Francia, en una familia acomodada de origen judío converso (de ahí su apellido alusivo a la Virgen María). Hizo estudios de Medicina y la ejerció de forma profesional, además de dedicarse también a la astrología, la elaboración de horóscopos y otros saberes propios del esoterismo, algo común en su época. En 1537 enviudó de su primera esposa y perdió a sus dos hijos por causa de la peste. En 1547 contrajo segundas nupcias con una viuda adinerada, lo que favoreció que se dedicara más al ocultismo. El también llamado “mago de Salón” (por afincarse en esta ciudad provenzal) empezó a escribir profecías, normalmente de signo negativo, por lo que la sociedad de su tiempo lo miraba con recelo. Algunos aseguran que en sus inicios como vidente evitó la condena a muerte por gozar del favor de la reina francesa de su tiempo, Catalina de Médici. Sin embargo, su fama aumentó y, gracias a lo que algunos consideraban aciertos en sus vaticinios, consiguió llegar a ser médico real en tiempos de Carlos IX.
Michel de Nôtre-Dame nació en 1503 en Saint-Rémy-de-Provence, al sur de Francia, en una familia acomodada de origen judío converso (de ahí su apellido alusivo a la Virgen María). Hizo estudios de Medicina y la ejerció de forma profesional, además de dedicarse también a la astrología, la elaboración de horóscopos y otros saberes propios del esoterismo, algo común en su época. En 1537 enviudó de su primera esposa y perdió a sus dos hijos por causa de la peste. En 1547 contrajo segundas nupcias con una viuda adinerada, lo que favoreció que se dedicara más al ocultismo. El también llamado “mago de Salón” (por afincarse en esta ciudad provenzal) empezó a escribir profecías, normalmente de signo negativo, por lo que la sociedad de su tiempo lo miraba con recelo. Algunos aseguran que en sus inicios como vidente evitó la condena a muerte por gozar del favor de la reina francesa de su tiempo, Catalina de Médici. Sin embargo, su fama aumentó y, gracias a lo que algunos consideraban aciertos en sus vaticinios, consiguió llegar a ser médico real en tiempos de Carlos IX.
Murió en 1566, aquejado de
gota. En su epitafio se le denomina “el único hombre digno, a juicio de todos
los mortales, de escribir con pluma casi divina, bajo la influencia de los astros, el futuro del mundo”.
Su obra: Las Centurias
Nostradamus ha sido llamado “el más grande y genial de los profetas de la era cristiana”. Esto se debe no tanto a sus pronósticos sueltos y a los horóscopos personalizados que compuso para los aristócratas de su época, sino sobre todo a que en 1555 publicó en Lyon su obra más célebre: Las Centurias, cuyo título original completo es: Las verdaderas centurias astrológicas y profecías. Se trata de una obra escrita a base de cuartetas con rima, agrupadas en el proyecto original de cien en cien, y de ahí su encabezamiento. El libro está formado por diez de estas centurias y está escrito con un lenguaje ciertamente misterioso, casi críptico, con nombres figurados para los lugares, mezcla de términos en diversas lenguas, símbolos, palabras con errores voluntarios, alusiones enigmáticas, etc.
Varios estudiosos han
hallado en sus versos abundantes elementos copiados de textos clásicos y obras
ocultistas anteriores.Yendo más allá de las
profecías de su tiempo, se han atribuido a Nostradamus diversos “aciertos” en
la historia posterior, como sus supuestas predicciones de la Revolución Francesa,
el acceso al poder de Napoleón… y todo lo vivido en el siglo XX, por la
atención especial que se le ha prestado.
En un libro de divulgación
de sus profecías podemos leer que “desde que terminó la primera guerra mundial
hasta que estalló la segunda… los principales acontecimientos que caracterizan
este período… fueron descritos por Nostradamus con absoluta precisión y, a menudo,
con particularidades y detalles que excluyen cualquier posibilidad de error en
la interpretación de cuanto nos legó el gran vidente”. Aparece todo lo imaginable:
la ocupación de Roma y la unificación italiana, la Revolución Rusa, el ascenso
de Hitler y el nazismo, la Sociedad de Naciones, el auge y caída del fascismo,
la Guerra Civil española, la Guerra del Golfo y los muchos conflictos de
Oriente Medio, la Unión Soviética, la caída del Muro de Berlín, el 11-S, etc.
Pero no sólo se trata de
acontecimientos bélicos y políticos, sino que también se han visto en sus
Centurias vaticinios de la invención del cine, el aeroplano, el telégrafo, el
teléfono, la electricidad, e incluso de la epidemia del sida, etc. Veremos un ej. concreto de los métodos de interpretación que se aplican a las Centurias. Si leemos una de ellas (I,
10), sus primeros versos dicen: “serpientes transmitidas en la jaula de hierro
/ donde los siete hijos del rey van presos, / los ancianos y padres saldrán
bajo de la fosa”.
¿Qué habría predicho aquí Nostradamus?
Pues nada más y nada menos
que la cinematografía, ya que las “serpientes” serían los rollos de celuloide y
los proyectores “la jaula de hierro”. En ellas estarían aprisionados “los siete
hijos” (colores del arco iris) “del rey” (el sol, la luz) y harían aparecer los
antepasados que están “bajo de la fosa” en la pantalla. Como puede observarse, una
interpretación totalmente simbólica y posterior al hecho, que podría aplicarse
a muchas cosas más. Y ciertamente con mucha imaginación… demasiada imaginación.
El fin del mundo
Una de las cuestiones más
discutidas y publicitadas de Nostradamus, como sucede con todas las profecías
que se sacan a la luz de vez en cuando, es la relativa al fin del mundo, o al
menos al fin de la civilización en la que vivimos. Fijándose en las Centurias,
hay autores que hablan del año 3797, pero otros intérpretes de la obra del
vidente francés adelantan ese momento crucial al año 2031. O al año 2015.
Pero si nos vamos más atrás y empezamos a repasar libros publicados anteriormente, nos podemos encontrar con muchas sorpresas. Una de ellas, sin ir más lejos, la hallamos en un comentario publicado en París en 1947. En él, los “expertos” en la obra del vidente provenzal señalan que, atendiendo a sus cuartetas, el fin del mundo estaba fijado para junio de 1999. Y no sólo eso, sino que en el medio siglo anterior estaban previstos varios acontecimientos de gran importancia como la caída de la monarquía inglesa, la conversión de los protestantes, la derrota del mundo árabe… para terminar, como punto final al transcurso de la historia, con la aparición del Anticristo, el oscurecimiento del sol y un nuevo diluvio. Epílogo: el juicio final. Y se acabó. La cuestión es que… esto hubo gente que se lo tomó en serio. Muchos recordarán que el 11 de agosto de 1999 se produjo un eclipse solar total.
Así que fue el terreno
abonado para sacar a la luz, de nuevo, esa interpretación de las Centurias (X,
72) de Nostradamus y provocar el miedo en la gente: “El año mil novecientos
noventa y nueve siete mes, / del cielo vendrá un gran Rey de pavor”. Pasó el eclipse y todo
siguió igual. Nada de pavor ni de destrucción. Por mucho que personas como el
diseñador de moda Paco Rabanne defendieran en público el advenimiento del fin
del mundo, basándose en Nostradamus. El modista francés hasta cerró sus tiendas
y marchó de París, consciente de su responsabilidad de “prevenir a los
humanos”.
¿Un verdadero profeta de Dios?
Hay un intérprete español de Nostradamus, José María Pueyo, que lo defiende a capa y espada como “un verdadero profeta, designado por Dios para cumplir la misión que a lo largo de la Historia cumplieron todos los profetas: la revelación de un mensaje de Dios a los hombres”. Para Pueyo, “la naturaleza de este mensaje no puede ser otra que Su propia Existencia. Es decir, la profecía no es más que un vehículo que anuncia, a través de su verificación, una fuente de inspiración de procedencia divina”. Dice en más de una ocasión que fue “ayudado por la inspiración del Espíritu Santo”. Por eso este autor mantiene “la gran categoría de su persona y el carácter casi sagrado de toda su obra”. Vamos, toda una canonización del vidente provenzal.
Hay un intérprete español de Nostradamus, José María Pueyo, que lo defiende a capa y espada como “un verdadero profeta, designado por Dios para cumplir la misión que a lo largo de la Historia cumplieron todos los profetas: la revelación de un mensaje de Dios a los hombres”. Para Pueyo, “la naturaleza de este mensaje no puede ser otra que Su propia Existencia. Es decir, la profecía no es más que un vehículo que anuncia, a través de su verificación, una fuente de inspiración de procedencia divina”. Dice en más de una ocasión que fue “ayudado por la inspiración del Espíritu Santo”. Por eso este autor mantiene “la gran categoría de su persona y el carácter casi sagrado de toda su obra”. Vamos, toda una canonización del vidente provenzal.
Como acabamos de ver, hay
creyentes que intentan legitimar las profecías de Nostradamus desde el punto de
vista de la fe cristiana. ¿Es cierto esto? La respuesta nos la da la
Sagrada Escritura, donde los profetas desempeñan un papel fundamental. De
hecho, una de las tres grandes partes del Antiguo Testamento está formada por
los escritos proféticos (los llamados cuatro profetas mayores y doce menores).
Sin
embargo, la Biblia distingue con gran claridad la adivinación de la profecía,
siendo condenada la primera sin contemplaciones. Moisés llama al pueblo hebreo
a no imitar las “abominaciones” que practican los pueblos paganos que habitaban
la tierra prometida, y entre ellas señala a la existencia de vaticinadores,
astrólogos y adivinos (Deuteronomio 18, 9-11). ¿La razón? Así de simple: “esas naciones
que tú vas a desposeer escuchan a astrólogos y vaticinadores; pero a ti no te
lo permite el Señor, tu Dios” (Deuteronomio 18, 14).
Como siempre, lo que está en
el fondo es el primer mandamiento: reconocer, adorar y amar al único Dios,
poniendo en él toda la confianza, entregándole la totalidad de la persona. Es muy significativo que
justo después de este rechazo de los adivinos, el Deuteronomio hable de los
profetas. La pregunta es obligada, ya que de éstos se habla muy bien, y se dice
que van a surgir nuevos profetas: ¿Qué diferencia hay entre unos y otros? Esto
es lo que le dice Dios a Moisés: “suscitaré un profeta de entre sus hermanos,
como tú. Pondré mis palabras en su boca, y les dirá todo lo que yo le mande”
(Deuteronomio 18, 18).
El Texto Sagrado también
aporta el criterio de discernimiento de la verdadera profecía a continuación:
“cuando un profeta hable en nombre del Señor y no suceda ni se cumpla su
palabra, es una palabra que no ha dicho el Señor: ese profeta habla por
arrogancia, no le tengas miedo”. (Deuteronomio 18, 22).
Léon Cristiani, canónigo
francés, escribía en 1955 a propósito de Nostradamus que “conviene establecer
una diferencia tajante entre adivinación y profecía. La auténtica profecía es
cosa santa, tanto como la adivinación es algo frívolo o culpable. La profecía,
para decirlo con una sola palabra, procede de Dios. La adivinación procede del
demonio o de la astucia humana. Entre ambos existe una fosa infranqueable”. Este sacerdote compatriota
del famoso vidente juzgaba así un comentario publicado en su tiempo sobre los
supuestos aciertos de Nostradamus “demostrados” por la historia: “una sola cosa
nos tranquiliza un poco, y es que antes de los acontecimientos, las profecías
de Nostradamus eran impenetrables”.
Muchos siglos antes, Cicerón
hacía una crítica en su tratado De divinatione porque, según él, “la superstición
extendida entre los pueblos ha hecho pesar su yugo casi sobre todas las almas,
y ha tomado al asalto la imbecilidad humana”, dejando claro que “suprimir la
superstición no es destruir la virtud de la religión”, pues “existe,
efectivamente, una superstición que nos presiona, que nos persigue, hacia
cualquier lado que nos volvamos, ya prestes oído a un profeta o escuches una
palabra de presagio”.
Pandemias y Epidemias
Existe una tremenda
casualidad digna de mencionar. En estas fechas han ocurrido pandemias y
epidemias que provocaron muertes masivas aproximadamente cada 100 años: 1320, 1520, 1620, 1720, 1820, 1920.
La Peste Negra de 1320.
Se cree que la peste
bubónica, mayormente conocida como la Peste Negra, apareció por primera vez en
Mongolia alrededor de 1320. Sus síntomas eran dolores de cabeza, fiebre y
escalofríos. Sus lenguas a menudo parecían de un color blanquecino antes de que
hubiera una inflamación severa de los ganglios linfáticos. Finalmente,
aparecieron manchas negras y moradas en la piel de los afectados; la muerte
podría seguir dentro de una semana.
Esta enfermedad fue un
factor determinante para la victoria española contra Tenochtitlán. Cobró las
vidas de entre 2 a 3.5 millones de indígenas según historiadores. Muchos
aztecas sucumbieron a la viruela que llegó con los europeos, como el tlatoani
Cuitláhuac, vencedor de Hernán Cortés.
Enfermedad Extraña en 1620.
El 16 de marzo de 1620 los
colonos de Plymouth llegaron a bordo del Mayflower a Estados Unidos. Se dice
que la gran mayoría de los pasajeros murieron y tal enfermedad se dispersó
entre los pobladores de la costa este de América del Norte.
La Gran peste de Marsella en 1720.
La peste de Marsella de
1720, fue el brote de epidemia de peste registrado en Francia. El Gran San
Antonio, un barco del levante mediterráneo que atracó en Marsella el 25 de mayo
de 1720, fue el causante de la epidemia. Como consecuencia de una serie de graves
negligencias, y a pesar de las estrictas medidas de seguridad (que comprendían
la puesta en cuarentena de pasajeros y mercancías), la plaga se extendió por la
ciudad. La peste se extendió rápidamente causando entre 30 000-40 000 muertes,
entre un total de 90 000 habitantes. En la Provenza causó entre 90 000-120 000
víctimas, sobre una población de unos 400 000 habitantes.
El Cólera en 1820.
En 1820, esta enfermedad se
presentó en Java y Borneo. Llegó a China en 1821, luego se expandió hacia el
oeste de Ceylán y más tarde arribó a Persia, Arabia, Siria y Cochinchina en ese
mismo año. Los vastos territorios iraníes del Imperio ruso fueron contaminados
por el ejército enfermo y decenas de miles de hombres fallecieron.
La Peste Neumónica en 1920
Según información de la
Biblioteca Nacional de Medicina de USA. Institutos Nacionales de Salud, la
segunda epidemia de peste neumónica ocurrió en Manchuria entre 1920 y 1921.
Coronavirus en el 2020
Un nuevo tipo
Coronavirus descubierto a mediados de diciembre de 2019 en el centro de China
hace su aparición. El 11 de febrero de 2020 la Organización Mundial de la Salud
denomina oficialmente como COVID-19 a la enfermedad producida por el nuevo
coronavirus SARS-CoV-2. La mayoría de los infectados provienen de la ciudad de
Wuhan capital de la provincia de Hubei al oeste de Shanghái. *Al cierre de la
redacción de mi casa hay más de 140.000 casos de contagio en más de un centenar
de países del mundo, la inmensa mayoría (cerca de 81.000) en China, donde se
han registrado más de 3.170 muertes por esta causa. La cifra de decesos en todo
el mundo supera los 4.700 y la de los recuperados, los 65.000.
Autor: Luis Santamaría del Río
¿Qué dice la Biblia?
Deuteronomio 29:29. (Leer) “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley”.
2
cosas importantes: El
futuro, que es secreto pertenece solo a Dios. El único q sabe lo que existirá
más adelante, presente, pasado y futuro. No existe otra criatura que pueda
saber a ciencia cierta el futuro.Dios
en su soberana voluntad ha decidido
revelar ciertas cosas sobre el futuro. La revelación se ha dado a los profetas cuyas
profecías se encuentran en la Palabra de Dios. Ni Satanás, los demonios o los
ángeles pueden saber con exactitud lo que va a suceder tanto en el futuro
inmediato, el futuro mediato o lejano. Solo Dios lo sabe.
1.
O Dios reveló el futuro a Nostradamus y
a otros como él.- Esta
ha sido totalmente descartada porque todo lo que Dios ha querido revelar sobre
el futuro a la humanidad, ya ha sido revelado y no queda más por revelar.
Apocalipsis 22:18,19.
18 "Yo testifico a todo aquel que oye las
palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios
traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. 19 Y si alguno
quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del
libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en
este libro". Ya
que Dios no ha revelado más de lo que ha sido revelado y eso consta en la
Biblia, queda entonces la única alternativa, es la 2.
2.
O es
una patraña bien montada lo q Nostradamus
ha profetizado bajo el disfraz de profecía.- No solo tiene que ver los profetas sino Satanás y sus demonios que son los títeres en las hábiles manos de Satanás. Nostradamus lo único que hace es ADIVINAR. La Biblia informa que la Adivinación es tan antigua como la humanidad y es un pecado severamente condenado por Dios
Antiguo Testamento Levítico 19:31
31 "No os volváis a los encantadores ni a
los adivinos; no los consultéis, contaminándoos con ellos. Yo Jehová vuestro
Dios". Dios
prohibió a su pueblo contaminarse porque la adivinación es abominación a Dios. Las naciones alrededor del
pueblo escogido, eran adeptas a los adivinos. Y Dios decidió su exterminio.
NuevoTestamento: Hechos 16:16 – 18.
16 "Aconteció que mientras íbamos a la
oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación,
la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. 17 Esta, siguiendo a Pablo y
a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo,
quienes os anuncian el camino de salvación. 18 Y esto lo hacía por muchos días;
mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el
nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora".
OJO: Queda claro q el origen de la capacidad de adivinación que tenía la muchacha, partía de un demonio. Cuando Pablo expulsa al demonio que tenía a la muchacha, se extinguió la capacidad de adivinación que la muchacha tenía.
OJO: Queda claro q el origen de la capacidad de adivinación que tenía la muchacha, partía de un demonio. Cuando Pablo expulsa al demonio que tenía a la muchacha, se extinguió la capacidad de adivinación que la muchacha tenía.
Pregunta:
¿Pueden los demonios conocer el futuro?
NO porque ellos no lo
saben y ni Satanás tampoco porque ellos, NO
SON ETERNOS, no han vivido todavía el mañana. Sin embargo, ambos pueden
saber muchas cosas q nosotros no sabemos porque en realidad, son más viejos que
nosotros, más que nosotros y más poderosos que nosotros. Un demonio
puede saber el lugar donde alguien escondió algo hace siglos y en ciertos casos
podría comunicar este conocimiento a alguna persona que tenga contacto. Por eso
el adagio de “más sabe el diablo por viejo que por diablo”, es claro.
PARA REFLEXIONAR
¿Por
qué es que hoy en día hay como un renovado interés en las cosas ocultas como la
adivinación, las supuestas profecías de Nostradamus y de los mayas?
Porque es el hombre que se encuentra desesperado, rodeado de tanto desarrollo
tecnológico pero se siente solo, desesperadamente busca algo a qué aferrarse,
está cansado de la religión que fracasa en darles respuestas para su diario
vivir y encuentra en el OCULTISMO,
un campo fértil para experimentar nuevas sensaciones.
NO ha sido el propósito
divino que el hombre conozca con exactitud lo que va a acontecer en el futuro, ni siquiera el
futuro inmediato como el día de mañana.
Mira lo que dice…
Mira lo que dice…
Proverbios 27:1 "No te jactes del día de mañana; Porque no
sabes qué dará de sí el día."