Nosotros rendimos culto al machismo, a la condición de
hombre, de varón que se cree importante, dominante, avasallador. Pero
lamentablemente hemos equivocado el sentido de la hombría y hemos hecho una
caricatura de la virilidad.
Para nosotros, ser “macho” es ser un engendrador
irresponsable de hijos, como si en vez de hombres fuéramos padrillos de cría.
Vamos regando el mundo de hijos ilegítimos, que sufrirán toda su vida y harán sufrir a la sociedad. Y peor aún, no
nos responsabilizamos por los hijos que
engendramos. O pensamos que ser machos es ser fuertes para beber. Tomamos
alcohol para hartarnos, sin pensar que ese alcohol produce el efecto contrario,
es decir, nos convierte en seres irracionales, débiles, enfermizos e
impotentes.
Creemos que para ser machos debemos emplear un
lenguaje grosero o llenar nuestras mentes de
pornografía y pensamientos obscenos. O pensamos que para “lavar
cualquier ofensa” debemos usar la violencia. En un arrebato de ira, hasta
podemos llegar a matar a un semejante y por el crimen dejar de ser hombres para
convertirnos en piltrafas humanas, muriendo lentamente en una cárcel.
Y nada más equivocado y nada más destructor que esas
malas interpretaciones de lo que es ser un hombre. No deberíamos procurar ser
machos, términos de baja categoría, sino sencillamente hombres, que es un
término tan elevado como la misma creación
de Dios. Porque Él dijo: “Hagamos al HOMBRE a nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza”.
A diferencia de Cantinflas, vamos a hablar de 4 cosas que demostrarán que somos
unos verdaderos “machos”, es decir,
hombres verdaderos, auténticos, en el sentido real de hombría. No olvidemos que
el hombre no es solamente un cuerpo
físico y una masa de instintos que
deben ser satisfechos. Somos también un
alma y una conciencia que reclaman sus
derechos y primacía sobre la carne y el instinto
1. La primera cosa que demostraría que somos hombres, sería poseer dominio propio, es decir, un carácter liberado de pasiones esclavizaste y de vicios que rebajan nuestra condición. La falta de ese dominio propio es la causante de muchos trastornos sicológicos. Sin embargo, hay un camino de liberación y de esperanza.
2. Una segunda cosa sería la responsabilidad de sostener una familia, nuestra esposa y nuestros hijos. El hombre verdadero sabrá darles pan y techo movido por un amor sincero y más aún, darles educación y una base moral. Si nos somos capaces de crear y mantener una familia digna y feliz, nuestro machismo es una cosa despreciable.
3. La tercera cosa sería la capacidad de ser útiles a la sociedad co0mo hombres de trabajo, empresa o gobierno. Hombres capaces de crear riquezas sin tener que valerse de engaño; el robo o la explotación. Hombres capaces de gobernar y ganar a otros por el sendero de la justicia y del bienestar espiritual.
4. Y la cuarta cosa, -la más importante- sería loa
capacidad de ser responsables ante Dios.
Porque nuestro Creador nos hizo a Su semejanza. Fuimos diseñados para conocer, amar
y adorar a Dios y ser eternamente
felices, para compartir Su gloria y Su eternidad.
Pero nos apartamos de Dios y el pecado ha deformado
todas nuestras facultades. El hombre, incompleto y vacío, se hunde en su
egoísmo y en su orgullo.. Ahora necesita valerse del machismo, vive violentando
su propia dignidad y la de sus
semejantes.
Amigo, hay una sola manera de volver a ser hombres.
Eso es mediante de Jesucristo, el Hombre del Calvario que entregó Su vida en la
cruz para librarnos de la esclavitud del pecado. Por eso, Cristo es el único
que puede restituir nuestra relación con Dios. Él
puede devolvernos la capacidad ser
hombres cabales ante nosotros mis, de la familia, la sociedad y ante el Creador.
Cambiemos la ilusión del machismo por la
responsabilidad de hombres trasformados
a la semejanza de Jesucristo. Solo cuando nos entregamos
enteramente a Él, podemos satisfacer nuestro
anhelo de ser hombres auténticos.
Dardo Bruchez