Egipto está completamente destruido. Hasta ahora son ocho las
plagas que Dios ha hecho caer sobre Egipto, y el Faraón sigue obstinado en no
dejar salir al pueblo de Israel. Cada vez ha prometido que los dejará libres,
pero cuando Moisés clamaba a Dios y la plaga se detenía, el Faraón no cumplía
su palabra y bloqueaba la salida del pueblo.
Moisés le ha anunciado la novena plaga. Langostas invadirán la
tierra y se comerán toda planta, todo árbol, y no quedará nada. Los siervos de
Faraón le reclaman por su testarudez. “¿Hasta cuándo será este hombre un lazo
para nosotros? Deja ir a estos hombres, para que sirvan a Jehová su Dios.
¿Acaso no sabes todavía que Egipto está ya destruido?”
Pero Faraón sospecha, que la salida de los israelitas de Egipto
no será algo temporal, sino permanente. Si lo permite, se quedarán sin
esclavos, sin mano de obra barata. Entonces llama a Moisés y le dice: (en forma
parafraseada) “Ok, vayan a servir a vuestro Dios. ¿Quiénes irán?” Y Moisés
responde: “Todos, hombres, mujeres, niños, con nuestras ovejas, nuestros
rebaños, etc.”
Faraón responde: “Aunque Jehová esté con ustedes, ¿Cómo voy a
dejarlos ir a ustedes con sus hijos? ¡Claramente se ven sus malas intenciones!
¡Pero no será como ustedes quieren! Si lo que quieren es rendirle culto al
Señor ¡Vayan sólo ustedes los hombres!”
Faraón sabe lo que se avecina. El pueblo de Israel saldrá de
Egipto y no volverán. Intenta convencerlos de que dejen a sus hijos, pero
Moisés no está dispuesto a ceder. El Faraón está asustado, su fuerza laboral
esclava está pronta a irse y dejarlos. Pero, ¿De quién es la culpa de todo
esto? ¿No fue el Faraón que aumentó la carga sobre el pueblo de Israel? ¿No fue
el Faraón el que ordenó que se matara a todo niño varón que naciera de una
matriz hebrea? ¿No fue el Faraón el que presionó y abusó del pueblo de Israel,
al punto que Dios escuchó sus clamores? Si, fue él, y no hay otro culpable.
Lo mismo pasa en nuestras vidas. El dicho conocido es “No
sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos”, y yo lo voy a cambiar un poco:
“Molestamos a los que nos rodean hasta que se van, y luego aunque lloremos ya
es tarde”. Ocurre en las empresas cuando en lugar de proteger y motivar,
nuestros mejores empleados terminan yéndose. Ocurre en las familias, cuando
presionando y criticando a los hijos terminan por escapar de casa apenas
pueden, algunas se casan solo para poder salir del hogar. Ocurre en los
matrimonios, cuando una parte, muy seguro de la otra, abusa, insulta, ofende,
hasta que el otro cónyuge se va, o se consigue otro, o simplemente se divorcia.
Ocurre entre amigos. Ocurre entre parientes.
No seamos piedra de tropiezo, no actuemos de manera que los que
nos rodean se cansen de nosotros y terminen alejándose.
Evaluemos nuestra vida, no vaya a ser que estemos jugando el
papel del “Faraón necio”.
Dios les bendiga
Ps. Carl Hardmeier